sábado, 13 de janeiro de 2007

Góis para espanhol ler

En jeep y después a pie se llega a Penedos de Góis. Allí en la cima, en la cumbre, a 1040 metros, puede faltar la respiración, todo excede a la vista. Las encinas reisten por entre la majestuosa sobriedad de las rocas y, más arriba, muchomas alto, el vuelo de una rapiña dibuja círculos en el cielo. Por la subida, lo largo del curso de la Ribeira de Pena dejamos castaños e encinas en busca de humedad. Después solo los carrascos, el romeral e la retama resisten la pobreza del suelo, Las paredes de la Penedia son imponentes. Aquí abajo, cerca de las casas de pizarra de Pena, hay campos que parecen dibujos geométricos; huertos verdes, terrenos incultos, montecitos de paja que han de servir de cama al ganado.

Pero en Góis hay otros muchos encantos: seguir em rio Ceira, serpenteando sierra arriba, descubrir como en el Corterredor o en las Mestras el tiempo "ese gran escltor" se queda en suspenso en las paredes de pizarra de las viejas casas, pero vuelve exuberante todas las primaveras. Y después está la historia: antigua de milenios en Pedra Letreira de Alvares. Con casi seiscientos anõs, como en la Iglesia Matriz que fue instituida en 1415 y donde Diogo de Castilho y João de Ruão dejaron en la piedra la marca de los grandes genios. Pero la historia continúa escribiendose: en la capilla del Castillo, en la capilla de S. Sebastião o en la capilla de S. Antonio, en el conjunto de casas del setecientos y del ochocientos o en la perfección de los arcos del puento sobre el Rio Ceira.

Y en el Parque do Cerejal las aguas del Ceira corren cristalinas. Cuando llega el verano hay bellos paseos en canoa rio arriba e dicen que a los lados del molino de Peneda hay truchas, barbos y bogas para delicia de los pescadores.
De la gran concentracion de motos que todos los años se hace en Góis, suelen quedar muchas historias pero en ninguna falta el delicioso sabor de la chanfaina o del cabrito asado, de los embutidos y de los quesos de cabra o de oveja. Y cuando las historias se cuentan con azucar, los dulces de Várzea e de Góis no puden faltar.